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La Organización Mundial de la Salud destacó la dificultad de establecer un nivel realmente seguro de exposición al Bisfenol A

En el año 2010 un grupo de expertos auspiciados por la FAO/OMS emitió un dictamen39 que concluyó que no había datos para lograr con claridad “el establecimiento de un nivel “seguro” de exposición de BPA”.

El informe decía que aunque según ciertos criterios toxicológicos que han venido aplicándose pudiera parecer que no había que preocuparse por los niveles de Bisfenol A que hoy son comunes en la población, lo cierto es que existían estudios que mostraban otra realidad. Estudios que sí movían a preocuparse, ya que mostraban la existencia de efectos a niveles mucho más bajos de concentración del Bisfenol A. Efectos vinculados a cuestiones de desarrollo neurológico ligado al sexo, la ansiedad, cambios preneoplásicos en glándulas mamarias y la próstata de ratas, o alteración de los parámetros espermáticos. El informe instaba a que se investigase más la cuestión.

EL INFORME DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS)

A finales del año 2010, ante la acumulación de estudios científicos que mostraban que , aún a niveles muy bajos de concentración , el Bisfenol A podría verse asociado a posibles efectos adversos sobre la salud humana (en ámbitos como la reproducción, el sistema nervioso o el desarrollo de la conducta) y teniendo en cuenta la mayor vulnerabilidad de los niños pequeños, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) organizaron una reunión de expertos con el fin de evaluar los riesgos del Bisfenol A.

Como se preveía, fue difícil llegar a unas conclusiones definitivas, ante la falta de algunos datos necesarios para evaluar correctamente algunas esferas de riesgo. No obstante, las conclusiones del informe FAO/OMS apuntaban algo importante: que se dudaba de que en las evaluaciones de riesgo que se habían hecho hasta ése momento se hubiesen basado en estudios que hubiesen tenido en cuenta debidamente todos los parámetros pertinentes.

Es decir, que algunos estudios que se han realizado, basándose en ciertos parámetros, tienden, por su diseño, a subestimar el posible efecto que pueda tener el Bisfenol A a niveles bajos de concentración. Otras investigaciones, que han medido efectos aparentemente más sutiles y con una metodología más sensible, han arrojado otros resultados.

Existen investigaciones que han analizado determinados efectos (como los ligados al neurodesarrollo ligado al sexo, la ansiedad, cambios pre-neoplásicos en las glándulas mamarias y en la próstata de ratas, deterioro de la calidad del semen,…) a niveles de concentración del Bisfenol A cercanos a los que se detectan comúnmente en los seres humanos a causa de la exposición cotidiana a la sustancia como consecuencia de su presencia en determinados bienes de consumo.

Ello, según el informe de FAO/OMS, era un motivo de preocupación, insistiendo en la necesidad de realizar más investigaciones para llegar a tener una estimación realista de los riesgos para el ser humano.

Es decir, la OMS expresaba sus dudas acerca de que hasta ahora se haya evaluado correctamente el riesgo inherente a la exposición a niveles bajos de Bisfenol A y dejando entrever que probablemente tales límites hayan de ser sustituidos por otro mucho más exigentes cuando se tenga en cuenta debidamente lo que nos están mostrando muchas investigaciones recientes.