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Vivir sin plástico no es de marcianos

Vivir sin plástico no es de marcianos

Fernando Gómez y Patricia Reina llevan dos años viviendo sin plástico. FOTOS: SERGIO GONZÁLEZ

> Fernando Gómez y Patricia Reina usan bolsas de tela y compran a granel

> Ahora están en la fase ‘Zero Waste’, que consiste en no producir residuos

> Según la ONU, para el 2050 los océanos tendrán más plástico que peces

> Greenpeace: «La responsabilidad no se puede poner siempre en el tejado del consumidor final»

Patricia Reina, 35 años, y Fernando Gómez, 50, cambiaron de vida en agosto de 2015. Entonces comenzó su aventura de vivir sin plástico. Aventura porque sabían cómo empezaba, pero no estaba tan claro cómo iba a terminar. «Siempre habíamos tenido preocupación por el entorno», cuenta ella. Era cuestión de poner fecha al reto. «Mis ganas de hacerlo llegaron un día que estaba comiéndome una ensalada envasada en el trabajo», recuerda él. «Era increíble la cantidad de plástico desechable que tenía en relación al contenido de alimentos». Y así, sin más, empezaron a cambiar hábitos: «A la compra vamos con bolsas de tela y compramos todo a granel». Dejaron las grandes superficies y comenzaron a frecuentar pequeños comercios. «Aquí nos dejaban meter los alimentos en nuestras bolsas; en los supermercados no está aún bien visto». De media, valga el dato como contexto, un europeo consume hasta 200 bolsas de plástico cada año, y el 89% sólo las utiliza una vez.

EVOLUCIÓN EN IMÁGENES

Semana a semana, esta pareja mostró su nueva rutina en su blog (vivirsinplastico.com), en el que fotografiaban sus residuos y cómo iban reduciéndolos. «Bolsas de lechuga o espinacas, de pan de molde, de pasta, botes de desodorante, yogures, bolsas de pañuelos, tapones… El problema es que empleamos un material barato y casi eterno para usar y tirar y esto al final tiene un enorme coste», reflexiona Fernando. «Cuando indagas un poco ves que en los cartones de leche, en los cepillos de dientes, en las escobas, en los botes de champú, en la pasta de dientes, en las bolsitas de té…, también hay plástico», comenta Patricia, fotógrafa de profesión, sentada en el salón de su casa de Madrid. Dos mesas de madera, varias macetas, una estantería con libros, un sofá y una bici plegada detrás de la puerta pintan la imagen de su hogar. Minimalismo en esencia. «Hay cosas que llevan plástico de las que no hemos prescindido, como el ordenador y el móvil, porque no hay alternativa», confiesa Fernando, quien reconoce que poco a poco ven cómo su travesía es cada vez un hecho menos aislado.

En la despensa de esta pareja madrileña todo se guarda en botes de cristal.

Es cierto que la preocupación por cuidar al medio ambiente ocupa foros y conversaciones a todos lo niveles. La cesta verde con etiqueta eco-orgánica gana terreno y el consumidor cada vez quiere saber más sobre lo que compra/come/consume. Un proceso que conviene hacerlo sin perder la cabeza: «Al principio, no nos pusimos a tirar cosas como locos, porque tampoco se trataba de generar más residuos», explica Fernando, que en la actualidad trabaja de teleoperador. En su cocina todo se guarda en botes de cristal; ya no hay estropajo en la pila, sino un cepillo de madera. Y con organización logran cumplir sus objetivos: «Normalmente, hacemos una compra grande al mes de los productos al peso que necesitamos porque no todas las tiendas están en nuestro barrio».

Tras dos años a vueltas con el plástico, el balance es «bueno». Desde enero de 2016, han generado sólo lo que contienen los recipientes que sujetan en la imagen principal de este reportaje. Con este reto superado, el cuerpo les pedía más. Y ahora están en la fase Zero Waste, que pasa por no generar residuos. «Compostamos los restos orgánicos que generamos y también los llevamos a un huerto ecológico». Así lo hacen: «En la base del cubo de la basura hay que echar unos 15 cm de tierra, para que absorba si hay algo de líquido, después se pone una capa de orgánico; a continuación de nuevo tierra… y así hasta que se llena». Insisten: «Se evitan los malos olores… No es tan complicado».

La radiografía en datos de lo que supone el consumo de plástico la muestran Greenpeace y Naciones Unidas: en los últimos 50 años, se ha disparado la producción de plástico; en 2020 se estima que usaremos un 900% más que en 1980. «Es fundamental la reducción de plásticos de un solo uso (envases y recipientes), que en España está cerca del 40% del consumo total de esta materia», asegura Elvira Jiménez, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace. Los mares y los océanos son los grandes perdedores en esta batalla. Según estimaciones hechas en un estudio reciente publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), el impacto del plástico es tan grave que para el 2050 los océanos tendrán más plástico que peces y aproximadamente el 99% de las aves marinas lo habrán ingerido en sus sistemas digestivos. «El plástico no llega a desaparecer, se descompone en moléculas más pequeñas y da lugar a los microplásticos», añade Elvira Jiménez. «Los animales se lo comen y esto implica que entra en la cadena alimentaria. Aún no podemos saber el alcance de esto, pero dentro de una o dos generaciones tendremos las consecuencias. Por eso es importante la prevención», añade.

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

Cada año, ocho millones de toneladas de plástico van a parar al mar. «El 80% de la basura que acaba en el agua procede de la tierra», puntualiza Jiménez, por lo tanto las medidas deben partir de aquí. Aparte de reciclar y «mejorar la gestión de los residuos», desde Greenpeace plantean que «las empresas de envases piensen antes de poner sus productos en el mercado cómo se van a reciclar. La responsabilidad no se puede poner siempre en el tejado del consumidor final, también debe ponerse en quien produce y quien legisla». En Reino Unido, la organización A Plastic Planet batalla para que los supermercados tengan un pasillo libre de plásticos.

Desde la UE, un primer paso llegó en 2015 con la aprobación de una directiva para reducir notablemente el uso de las bolsas más contaminantes, las de menos de 50 micras de espesor, las más comunes en Europa. Se proponía a los países dos frentes para actuar: o tomar medidas para reducir el consumo medio anual de las bolsas de plástico ligeras no biodegradables hasta 90 unidades por habitante antes de 2020, y hasta 40 antes de 2026. O, por otro, garantizar que a partir de 2019 estas bolsas se cobren en los comercios y supermercados. En Cataluña, por ejemplo, desde el pasado abril, está prohibido darlas gratuitamente en los supermercados; en Andalucía se cobran a cinco céntimos y, en 2018, deberán pagarse 10 céntimos por cara bolsa de un solo uso.

Desde Greenpeace también plantean otras medidas para remar en la misma dirección: «El sistema de retorno de envases, por ejemplo, es una manera de dar valor al residuo. Al devolverse los envases, se daría cierta cantidad de dinero». La idea ya se puso en marcha en nuestro país hace años con el vidrio.

«Vivir sin plástico es más barato y más saludable. Una cantimplora te puede costar el equivalente a 30 botellines de agua, pero te va a durar mucho más, afirma Marion de la Porte, de la tienda online Sin plástico, con sede en Bilbao. Abrieron en 2014 con el mercado español como principal objetivo; ahora sirven a tiendas de Francia y a particulares de Puerto Rico, Chile, Argentina o Turquía. «Cada año hemos doblado las ventas respecto al anterior». Ya tienen más de 4.000 clientes.

«Mi madre me dice que no podemos ser tan estrictos y se piensa que intentar llevar una vida más sostenible es una tortura», comenta Patricia. Hay quien les ve como frikis, pero los datos muestran que su esfuerzo va bien encaminado. «Aún queda mucho por hacer, sin duda, y la educación es parte fundamental», dice Fernando. Quizá en unos años, les agradezcamos que iniciaran su aventura.

>> QUIÉN, CÓMO Y POR QUÉ SUMARSE

> GURÚS Patricia Reina y Fernando Gómez recomiendan seguir los blogs de Bea Jonhson (zerowastehome.com) y de Lauren Singer (Trash is for tooser -La basura es para idiotas, traducido-). La primera es una francesa afincada en California, madre de dos hijos, que es toda una gurú de este movimiento. Presume de concentrar en un bote los residuos que produce en un año y su libro Residuo cero en casa ya se ha traducido a 17 idiomas, incluido el castellano. SIN PAJITAS Desde la tienda Sin plástico dan unos consejos para sumarse a esta filosofía: «Llevar una bolsa de tela siempre encima, evitar las botellas de plástico y optar por una de cristal y sustituir las pajitas de usar y tirar por reutilizables o de vidrio». EN EL BAÑO El plástico también está en los productos de belleza. Comprar champú y gel en pastilla es una alternativa. «Nosotros nos hacemos nuestra propia pasta de dientes y el colutorio», explica Patricia Reina. EN CIFRAS «Las bolsas de plástico pueden tardar más de 50 años en degradarse; una cuchara de plástico, hasta 300; y una colilla cuesta décadas», aseguran desde Greenpeace. No conviene olvidar que este material no desaparece, se descompone en moléculas.

>> DÓNDE COMPRAR A GRANEL

> SIN PLÁSTICO Teléfono: 944 07 63 88. Correo: shop@sinplastico.com. Esta tienda on line tiene 550 productos a la venta. Desde cepillos de dientes, pasta, escobillas, chupetes, biberones hasta fiambreras o estropajos. ECOOLOGIC BARCELONA: Josep Ciurana, 40-44. Tel.: 93 518 05 18. Aquí encontrará vajillas biodegradables y compostables, 100% libres de plásticos. Tienen bolsas de papel Kraft eco y cubiertos desechables. GRANEL Teléfono: 93 013 94 33. Correo: info@granel.cat. Pastas, arroces, harinas, legumbres, frutos secos… Se puede comprar a golpe de clic. Tienen tiendas en Cataluña, Bilbao, Valencia, San Sebastián… CÁNTARO BLANCO MADRID: Manuela Malasaña, 29. Tel.: 91 029 66 39. A esta lechería llega todos los días la leche fresca de la granja Los Combos (Móstoles). Puede llevar sus propias botellas o alquilarlas. JABÓN A GRANEL MADRID: Triburete, 18 (Mercado de San Fernando). Tel.: 91 2983827. En este comercio se puede comprar jabón y detergente al peso: de marsella, quitagrasas, suavizante… Hay gama industrial y ecológica. CASA RUIZ MADRID: Hermosilla, 88. / BARCELONA; Aribau, 159. Aquí podrá llenar la despensa de arriba abajo. Algas o frutas deshidratadas, legumbres, arroces, semillas… Tienen tiendas en Madrid y Barcelona. PEPITA Y GRANO MADRID: Santa Engracia, 77. Correo: info@pepitaygra-no.com. Tienen tiendas en Madrid, Ponferrada, Donosti, Valencia y en Florencia. Cacaos, pasta seca, muesli, sales, aceite… Difícil resistirse. CASA GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ MADRID: Pelayo, 68. Tel.: 91 056 70 01. En esta coqueta tienda ofrecen objetos cotidianos hecho con mimo y pensados para durar muchos años. Tazas, felpudos, mantas…

 

FUENTE: El mundo