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Casi todo el Bisfenol A que tenemos en el organismo procede de la contaminación alimentaria con esta sustancia

Es conocido, que la principal vía por la que el Bisfenol A llega a nuestros cuerpos es la alimentaria4. Y una parte importante de ella puede deberse, como ya se ha visto, a la liberación de este compuesto químico desde las latas y otros envases recubiertos interiormente con resinas epoxi (u otros materiales que lo portan).

Se han realizado los más diversos estudios científicos mostrando la contaminación de los productos alimentarios contenidos en tales recipientes. De hecho, la contaminación alimentaria por el Bisfenol A es la fuente de exposición a la sustancia que ha merecido la realización de una mayor cantidad de estudios científicos.

Se han realizado investigaciones intentando, por ejemplo, evaluar la exposición de los niños pequeños al Bisfenol A en las casas y en las guarderías5 detectándose la sustancia en las muestras de aire dentro y fuera de los edificios, en el polvo doméstico y en el suelo del área de juego. También, por supuesto, en la comida y la bebida. Los autores de uno de estos estudios estimaban que la exposición media al Bisfenol A para estos niños era de 42.98 ng/kg por día. En otro estudio, se constató la presencia de Bisfenol A en buena parte de las muestras de aire dentro de los edificios, en las toallitas de manos, en la comida y en la bebida, llegando a la conclusión de que el 99% de la exposición al Bisfenol A de los niños estudiados provenía de la dieta, estimándose esta fuente de exposición en 52-74 ng/kg diarios, mientras que la exposición por inhalación se estimó en 0.24-0.41 ng/kg por día.

Un estudio muy interesante mostraba cómo la evitación de recipientes o envases con Bisfenol A redunda en una reducción espectacular de los niveles de Bisfenol A. Según esta investigación6 bastaba evitar durante tres días ciertas comidas enlatadas o la práctica de poner plásticos en el microondas, o no usar vasos o botellas con ciertos plásticos, entre otras medidas, para que los niveles de Bisfenol A en la orina se redujesen hasta un 75%.

En cualquier caso, conviene no olvidar que para considerar la gravedad del problema que puede ocasionar la cantidad de Bisfenol A que llega a nuestros cuerpos, y a pesar de lo importante que pueda ser una de las posibles vías de exposición, debemos tener presente que esta vía de exposición se suma a otras por las cuales también llega esta sustancia a nuestros cuerpos. Ello no hace más que añadir aún más importancia relativa al hecho de adoptar, como aquí solicitamos, medidas para poner fin a la que se sabe que es una vía principal de exposición.

Algunos estudios se han dedicado a estimar la exposición total al Bisfenol A desde todas las fuentes conocidas de contaminación con la sustancia. Fuentes como la contaminación del agua, el aire, los suelos,… junto con la contaminación alimentaria debida a los revestimientos de latas o a envases plásticos. La cantidad de Bisfenol A que entraría en el cuerpo humano diariamente estaría en torno a algo menos de 1 microgramo por kilo de peso corporal según alguna investigación realizada7. Aunque un comité científico de la Comisión Europea8 estimaba que serían hasta 1.6 microgramos/kg de peso corporal diarios por la vía alimentaria, y un estudio sobre los neozelandeses hablaba de unos 4.8 microgramos diarios solo a través de la dieta9.

Un estudio realizado por la Universidad de Granada estimó ésa liberación en un rango de entre 4 y 23 microgramos por lata10 comprobándose como al exponer a un cultivo de células de cáncer de mama humano al contenido de las latas, las células de cáncer de mama proliferaban extraordinariamente, hecho que confirmaba el carácter hormonal estrogénico de este contaminante.

Determinados factores como el tiempo de envasado, la temperatura o la naturaleza de los alimentos contenidos, pueden incrementar la liberación de la sustancia.

Sobre la contaminación de diferentes tipos de alimentos enlatados se han llevado adelante las más variadas investigaciones. Por ejemplo, fórmulas para niños11, vegetales enlatados12, pescado13,… incluso latas de comida para mascotas14.

Sobre como el calor o los alimentos contenidos pueden disparar la migración del Bisfenol A hay estudios muy interesantes como el realizado por científicos de la Miyazaki University (Japón)15 o el de las Universidades de Nagasaki o Kumamoto16. En este último, al calentar a 100 grados centígrados el agua contenida en una de estas latas la concentración de Bisfenol A en el agua crecieron de 1.7 a 55.4 veces (con una media de 18.2x).

También se ha estudiado la contaminación por Bisfenol A que puede proceder de otro tipo de recipientes o envoltorios de alimentos, tales como los “tuppers” de policarbonato17 o ciertas películas finas de PVC18, preocupando especialmente cuando estos son calentados (por ejemplo, en el microondas). Ciertos tipos de papel y cartón destinados a contener alimentos (o a su uso en la cocina), también pueden ser fuentes de Bisfenol A19. En el estudio, realizado por científicos españoles, se analizaron decenas de envases alimentarios de cartón y papel en cuatro países de la Unión Europea detectándose Bisfenol A en el 45% de las muestras de papel analizadas (siendo la concentración mayor en el cartón que en el papel, y en especial en productos procedentes de reciclado).

En resumen, muchos de los materiales que hoy en día están en contacto con los alimentos y bebidas los contaminan con Bisfenol A, siendo esta una de las formas principales a través de las cuales esta sustancia contaminante llega a nuestros cuerpos.