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Cientos de organizaciones de la sociedad civil piden a la Comisión Europea un futuro no tóxico

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European Environment Bureau | Hogar Sin Tóxicos

Muchas sustancias químicas industriales están contribuyendo al aumento de incidencia de graves problemas de salud así como a efectos muy negativos en el medio ambiente

En una petición dirigida a las autoridades europeas entidades del ámbito ambiental, sindical y de defensa de los derechos de los consumidores, denuncian que muchas sustancias químicas industriales están contribuyendo al aumento de incidencia de graves problemas de salud así como a efectos muy negativos en el medio ambiente y solicitan que el Pacto Verde Europeo revitalice la política de productos químicos de la UE de modo que se garantice una mejor protección frente a estos riesgos.

Apuntan que los «productos químicos preocupantes son omnipresentes en los alimentos que comemos, el agua que bebemos, en nuestros hogares, en el trabajo y en nuestro medio ambiente. Todo bebé recién nacido ahora nace «pre-contaminado» con un cóctel de químicos industriales; las sustancias químicas tóxicas, incluso prohibidas, están frecuentemente presentes en los productos que usamos todos los días, mientras que los contaminantes químicos se detectan en las partes más remotas e inesperadas del planeta, desde los océanos más profundos hasta las montañas más altas».

Comentan que la ciencia asocia cada vez con más claridad «ciertos productos químicos sintéticos a una serie de trastornos del desarrollo neurológico, así como a enfermedades crónicas y graves, como alergias, diabetes, problemas de fertilidad, obesidad y cáncer. Los productos químicos en el entorno laboral son una de las principales causas de enfermedades profesionales y muertes en la UE. La omnipresencia de los contaminantes químicos en nuestro medio ambiente amenaza un colapso más amplio del ecosistema».

Por otro lado, advierten también del severo impacto negativo que todo ello tiene sobre la economía, poniendo como ejemplo los informes realizados por la Endocrine Society que estimaban un coste económico de 157 mil millones de euros por año en la UE, y eso solo refiriéndose a aquellos contaminantes considerados disruptores endocrinos, esto es, capaces de alterar el equilibrio hormonal del organismo. Así mismo, se estimaría que «el coste de de los cánceres relacionados con el trabajo se estima entre 270 y 610 mil millones de euros cada año, o entre 1.8% y 4.1% del producto interno bruto anual de la UE[1]«.

Unas cifras que, en opinión del European Environmental Bureau (EEB), la entidad que ha redactado la petición, justifican una acción contundente para prevenir la contaminación química, como también el hecho de que cerca de dos tercios de los ciudadanos europeos estén preocupados o muy preocupados por su exposición a los productos químicos en los productos cotidianos. Menos de la mitad de los encuestados (45%) se siente bien informado sobre los peligros potenciales de los productos químicos contenidos en los productos de consumo.

La Comisión Europea ha reconocido que la UE no ha cumplido el objetivo de la ONU, que contrajo en 2002, de tener en 2020 una gestión racional de los productos químicos a lo largo de su ciclo de vida. Las perspectivas para los próximos 5 a 10 años son de empeoramiento,  tal y como refleja el informe Agencia Europea del Medio Ambiente[2] sobre el estado del medio ambiente de 2019. Algo que hará que la población se siga exponiendo a sustancias tóxicas en los productos y hogares.

Una causa importante de todo ello, advierte EEB, es la falta de voluntad política que debería impulsar una economía no tóxica que la UE debiera liderar a escala global con implicaciones muy positivas para el desarrollo.  «El Acuerdo Verde Europeo» -reza la petición- «presenta una oportunidad única para que la UE amplíe y acelere radicalmente las acciones para proteger a sus ciudadanos y ecosistemas. Los responsables de la toma de decisiones de la UE deben aprovechar esta oportunidad para poner a Europa en el camino hacia un futuro no tóxico y saludable».

Entre las demandas concretas, se solicita que la UE debe establezca con urgencia una estrategia global de productos químicos para 2030 con un plan de acción claro y plazos que:

  • Reduzca con eficacia la exposición humana a las sustancias químicas altamente preocupantes, mediante su rápida identificación y eliminación gradual. Algo que debe ser recogido en todas las normativas involucradas de la UE. Regular adecuadamente, en el menor plazo posible, efectos como los que se producen a muy bajas concentraciones así como el efecto tóxico de las mezclas de sustancias (aspectos que hoy no son debidamente tenidos en cuenta y que pueden llevar a una gran subestimación de los riesgos reales).
  • Mejorar la protección de los sectores de población vulnerables, como bebés, mujeres embarazadas y personas con susceptibilidades genéticas y sistemas inmunes comprometidos, así como ecosistemas y especies clave. Esto debería hacerse para 2024 a través de la actualización de las leyes existentes para abordar mejor los productos químicos  preocupantes (por ejemplo, en cosméticos, envases de alimentos, agua), y a través de nuevas leyes (por ejemplo, en productos de cuidado infantil o textiles). Se necesita una acción inmediata con respecto a los disruptores endocrinos: la UE debería tratarlos de manera similar a los carcinógenos y garantizar que todos los marcos legislativos relevantes se adapten sin demora para proteger la salud de las generaciones actuales y futuras.
  • Garantizar la coherencia y la integración entre las diferentes políticas de la UE (ocupacional, consumidores, salud, medio ambiente, industria, investigación, etc.), por ejemplo, ampliando el alcance de la Directiva de carcinógenos y mutagénicos para cubrir sustancias tóxicas para la reproducción a más tardar en 2024. Es necesaria una mejora urgente de la implementación y aplicación del marco químico de la UE debe mejorarse urgentemente para garantizar que nuestra legislación se traduzca en una protección real de la salud y el medio ambiente.
  • Poner fin a la actual parálisis mediante análisis y abordaje de riesgos químicos relativamente nuevos o emergentes, como los disruptores endocrinos o los nanomateriales. La UE también necesita nuevas herramientas reguladoras basadas en el principio de precaución para garantizar una acción a tiempo sobre las alertas tempranas. Hasta ahora pueden transcurrir muchos años desde que la ciencia alerta de un riesgo hasta que se materializa una acción para prevenirlo.
  • Asegurar la divulgación completa de las sustancias químicas presentes en los productos y lugares de trabajo, al tiempo que se eliminan los productos químicos preocupantes de la economía circular. Para 2030, la UE debería establecer un sistema armonizado de información pública y obligatoria sobre sustancias químicos en los productos, materiales y residuos. Se necesitan reglas estrictas para evitar el reciclaje tóxico, de modo que, por ejemplo, los envases de alimentos reciclados no contaminen nuestros alimentos con sustancias químicas heredadas.
  • Aumentar el uso de sustancias, productos y procesos alternativos más seguros mediante el establecimiento de incentivos económicos para apoyar la sustitución, la producción limpia, las empresas líderes, los sistemas de etiquetado ecológico y la contratación pública ecológica. Eliminar sin demoras las subvenciones y productos perjudiciales.
  • Garantizar que se apliquen los principios medioambientales y democráticos de la UE destinados a proteger a las personas y el medio ambiente. Hacer posible un mayor acceso a la información y la participación de los trabajadores, consumidores y organizaciones de salud y medio ambiente en los procesos de toma de decisiones para garantizar que el sistema regulador responda a las preocupaciones de los ciudadanos.

La petición [3] ha sido redactada por la Oficina Europea de Medio Ambiente (EBB) [4], por sus siglas en inglés, una red que agrupa a más de 150 organizaciones de 35 páises y cuenta con el apoyo de la Oficina Europea de Uniones de Consumidores (BEUC) [5] que agrupa a 45 asociaciones de consumidores de 32 países así como de la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC) [6]

Según Carlos de Prada de Hogar sin Tóxicos, iniciativa integrada dentro de EEB, «en estos momentos hay dos fuerzas contrapuestas, una quiere salir de la crísis post Covid 19, continuando con un modelo tóxico de producción y consumo, e incluso empeorándolo, la otra pretende que se aproveche para instaurar de una vez un modelo racional que apueste por la producción limpia. La ciencia y el sentido común nos dicen que es este último el camino a seguir»



FUENTES:

[1] The cost of occupational cancer in the EU-28. European Trade Union Institute (ETUI). Brussels, November 2017

 https://www.etui.org/sites/default/files/J907%2BFinal%2BReport%2B9%2BNov%2B2017-2.pdf

[2] European Environment Agency, 2019. The European environment — state and outlook 2020: knowledge for transition to a sustainable Europe. https://www.eea.europa.eu/publications/soer-2020

[3] Initiative Chemicals strategy for sustainability

https://ec.europa.eu/info/law/better-regulation/have-your-say/initiatives/12264-Chemicals-strategy-for-sustainability-/F525367

[4] European Environmental Bureau

[5] Bureau Européen des Unions de Consommateurs

[5] European Trade Union Confederation