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La UE prohibirá el uso de plaguicidas en parques, jardines y colegios

La UE prohibirá el uso de plaguicidas en parques, jardines y colegios

Madrid, 18 de julio de 2022.

La Comisión Europea quiere prohibir el uso de todos los plaguicidas en zonas verdes urbanas, incluidos los parques y jardines públicos, parques infantiles, escuelas, parques recreativos y terrenos deportivos, caminos públicos y zonas protegidas de la Red Natura 2000, y en cualquier zona ecológicamente sensible que deba conservarse para los polinizadores amenazados.

El objetivo de la Comisión Europea es detener la pérdida de la biodiversidad, lograr que los ciudadanos no estén expuestos a plaguicidas y que la agricultura sea sostenible y respetuosa con la naturaleza, y ha elaborado una propuesta legislativa que tiene como principal objetivo reducir el uso de plaguicidas químicos al 50% antes de 2030.

Ante la preocupación de los científicos por el uso de plaguicidas y la acumulación de sus residuos y metabolitos en el medio ambiente, la Comisión Europea quiere que primero se utilicen métodos ecológicos alternativos de prevención y control de plagas en la agricultura y, como último recurso, se considere el posible uso de plaguicidas químicos. La propuesta que se convertirá en reglamento será examinada ahora por el Parlamento Europeo y el Consejo.

La Comisión Europea advierte de que los plaguicidas químicos perjudican la salud humana y reducen la biodiversidad en las zonas agrícolas. “Contaminan el aire, el agua y el medio ambiente en general”, afirma. Cada año, se producen en todo el mundo alrededor de 385 millones de casos de intoxicaciones agudas involuntarias con plaguicidas, que matan a 11.000 personas.

En las zonas agrícolas, el uso de algunos plaguicidas químicos contribuye al declive de los polinizadores, que son necesarios para alimentar a una población mundial en crecimiento. El 50% de las tierras agrícolas de la UE con cultivos dependientes de polinizadores ya se enfrenta a un déficit de polinización. En Europa, el 10% de las especies de abejas, abejorros y mariposas está al borde de la extinción, y el 33% de ellas está en declive.

Las medidas propuestas por la Comisión Europea también incluyen la obligación de llevar registros para los agricultores y otros usuarios profesionales de los plaguicidas químicos que emplean. Para apoyar a los agricultores en la transición a cultivos sin plaguicidas, hay previstas ayudas de la política agrícola común (PAC) de la UE.

¿Con qué alternativas contamos?

Las alternativas que existen incluyen la prevención basada en el control mediante la rotación de cultivos; empleo de variedades más resistentes a los ataques de insectos y hongos; control biológico de plagas con extractos de origen vegetal, microorganismos y enemigos naturales, y productos fitosanitarios de bajo impacto como el bicarbonato y el carbonato cálcico (piedra caliza).

En la misma línea, la Comisión Europea trabaja para limitar al máximo la cantidad de residuos de plaguicidas que están presentes en alimentos importados, y los que contengan residuos cuantificables de sustancias prohibidas no podrán comercializarse en la UE.

Así, la Comisión consultará a los Estados miembros y a terceros países sobre una medida que reduzca a cero los residuos de tiametoxam y clotianidina, dos sustancias de las que se sabe que contribuyen significativamente a la reducción mundial de los polinizadores. Estas sustancias ya no están autorizadas en la UE y la Comisión quiere que se dejen de importar productos que las contengan.

“Los seres humanos dependemos de la naturaleza, para el aire que respiramos, para el agua que bebemos, para los alimentos que comemos, es decir, para vivir. Nuestra economía también depende de la naturaleza”, recordó el vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, en la presentación de esta propuesta. “Reducir el uso de plaguicidas también contribuye a la recuperación de la naturaleza y protege a las personas que trabajan con esas sustancias químicas”, añadió.

La Comisión Europea quiere que los sistemas de producción de alimentos reduzcan su impacto negativo en el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y asegura que los costes de la inacción superan con creces los costes relacionados con la transición hacia modelos sostenibles. La ciencia demuestra que la extinción de los polinizadores provocaría una drástica pérdida de producción agraria a nivel mundial que daría lugar a un considerable aumento de los precios de los alimentos.

 

Fuente: El Confidencial